V Curso Internacional de Aikido en Guadarrama

El último fin de semana de julio, y por quinto año consecutivo, el Maestro Kitaura impartió en Guadarrama el curso con el que se cierra la temporada de Aikido antes del descanso estival.

Stage Toulouse 2014

El Maestro Kitaura y el 50 aniversario Aikikai Italia 2014

Esta vez no soy yo quien escribe la crónica del evento en cuestión ya que no pude asistir. Pero mi interés en encontrar información al respecto me ha llevado a encontrar a quien sí estuvo y escribió en su página personal una anecdótica y subjetiva crónica que me ha llamado la atención. Se trata de Andrea Aleppo, un componente del staff de organización en la Feria de Roma, que narra la experiencia que tuvo al conocer y ver por primera vez al Maestro que realmente le fascinó entre todos los que asistieron, y nos muestra una sincera descripción de su manera de ser y de elaborar su Aikido.    

Andrea ha accedido muy gustosamente a que publicara su escrito en nuestro blog, así que aquí os lo dejo traducido al castellano, y acompañado de algunas fotos.

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Estamos todos de acuerdo en que este 50 aniversario ha sido la fiesta del Maestro Hiroshi Tada. Ha sido él el homenajeado y por tal motivo muchos alumnos han venido de Japón para estar aquí junto a nuestro director técnico. Y con ellos algunos de los más grandes maestros japoneses, italianos y de otros países, sea porque hayan contribuido al crecimiento del Aikido en Italia sea por espíritu de amistad y consideración. Algunos maestros japoneses son conocidos porque aún hoy vienen a Italia a dirigir stages, otros por cosas que explican algunos practicantes, o por ser citados en libros, revistas o internet.

Mi curiosidad es grande casi tanto como mi ignorancia, y a veces se anulan por alguna desconocida ley física, y por este motivo no conozco “de cara” a todos los maestros japoneses que han intervenido.

roma1Feria de Roma.                                         Sábado 1 de noviembre por la tarde.

Veo bajar por las escaleras mecánicas del “hangar” dónde se desarrolla el encuentro, a un señor japonés, sobre los 70 años, que lleva un trolley consigo, vestido de modo simple, de postura atenta y tímida, típico del pueblo de Japón. Su mirada es curiosa hacia el entorno, pero también como si estuviese buscando a alguien o algo. La clase ya ha iniciado hace poco, sobre el tatami hay un momento de pausa, parece que en espera de la lección de Doshu. Ya toda la delegación japonesa ha llegado, maestros y alumnos. Casi todos ellos ya están presentes sobre el tatami, “cambiados.”

El señor japonés se para delante de mí observando la tarjeta roja de “Staff” y tímidamente llama mi atención, como si no quisiera casi molestar. Pienso tontamente para mis adentros: “Habrá llegado ahora con el stage ya empezado. No es típico de los japoneses”. Me acerco y le miro, tiene los ojos dulces, el rostro sonriente que hace ternura, el pelo un poco desgreñado. En español mezclado con italiano me exclama, “Estoy buscando a mi esposa” … o algo similar. ¿Y ahora? ¡Nos hemos preparado en todo en la organización pero un japonés que ha perdido de vista a su esposa en aquella marea de gente, es excesivo! Él me describe a su mujer pero sin decirme el apellido, yo me alejo para tratar de localizar a una señora japonesa que parezca también perdida, pero nada. Al momento el señor japonés me vuelve a llamar y con un tierno gesto me agradece diciéndome que la encontró. Menos mal.

Después de un rato, le veo aparecer con Keigogi y hakama, su aspecto tierno y tímido no cambia. Me vuelve a llamar, quizás mi cara aturdida le inspira una inconsciente confianza. Me pregunta si es posible llamar por megafonía a su hijo porque no sabe dónde se encuentra. ¡Una família “abierta”! pienso. Me dice el nombre del hijo, y también el apellido. Preocupado por resolver el problema corro a buscar al intérprete koji san, que al oir el nombre se mueve increíblemente rápido sin indecisión para hacer la llamada. Aquí yo habría tenido que tener alguna sospecha. ¡Pero nada! 

También el problema del hijo se soluciona y la tarde transcurre en buena práctica con las lecciones del Maestro Tada y Doshu, mientras yo retorno a tareas de organización perdiéndome parte del Embukai. Después participo en la lección de Doshu y ya la jornada se acaba.

roma4Domingo 2 de noviembre.

La jornada empieza y logro cambiarme para practicar un poco. No sé bien qué lección será, pero se irán alternando los maestros japoneses y es el turno de los 8º Dan. Aparece sobre el tatami uno de ellos, mi miopía hace que al principio no vea bien quién es, pero… ¡Es él! ¡El “tierno” e “indefenso” señor japonés! … qué humillación siento… Llegados a este punto, lo miro encantado, y ya caminando sobre el tatami tiene los movimientos más decididos y seguros, pero aún con un aire de cierta “timidez”.

Inicia la lección con algunas técnicas de kokyu nage maravillosas, o mejor dicho “majestuosas”. Cuando levanta los brazos y los orienta hacia el cielo por un instante para luego dejarlos caer sobre uke, junto a varias toneladas de blanda energía de Ki en estado puro, lanzando así a uke a varios metros. Su pequeña estatura aún le hace más engañosamente amable. Prosigue con técnicas de katate dori, donde uke se lanza a agarrarlo pero él descarta la toma con un pequeño movimiento y lo “corta” de un modo quirurjico, despiadado, elaborando luego ikkyo, nikkyo, kotegaeshi, etc… todo ejecutado con una espléndida y esencial elegancia.

roma7Lo que me ha impresionado más de él es la espléndida sonrisa y la brillante alegría en los ojos mientras explicaba las técnicas, casi serenando a la platea de aprendices. Y ejecutó las técnicas con este espíritu en la parte inicial… para luego transformarse, en el momento del “corte” y el cierre de la técnica en una expresión facial severa, concentrada y “guerrera” como corresponde a un verdadero Samurai.

La cara cambia de expresión, la mirada se cierra, las pestañas se fruncieron, no habría concedido ninguna salvación a uke. Le observé durante toda su lección y me ha fascinado su marcada bivalencia y alternancia entre dulzura, mientras explicó la técnica con voz calmada y sutil, reemplazando luego por una controlada “crueldad” en el momento exacto del término de ella, una fracción de segundo en la que uke “muere.” Para luego retomar un rostro… ¡humano!

roma10Ha sido verdaderamente una espléndida lección; con estima y admiración a todos los otros maestros, cada uno de los cuales ha destacado por alguna característica o perfección; pero personalmente de este evento siempre guardaré el recuerdo de este tierno marido y gran maestro de Aikido, que me pidió ayuda para localizar a su esposa.

El verdadero Maestro pienso que es también dulzura y severidad al mismo tiempo. Cuando hace falta la una, cuando hace falta la otra. Y éste, es para mí justamente el Maestro Yasufusa Kitaura, 8º dan Aikikai Hombu Dojo, representante de Aikikai en España, fundador de la Escuela Ametsuchi – Asociación Cultural Aikikai España.

Y excúseme por la ignorancia… 

Andrea Aleppo

                                                                                                                                                            Photo copyright ©: Paolo Bottoni – Michelangelo Stillante – Aikikai d’Italia

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